Scroll Top

El mundo es el mercado: ¿Por qué a las empresas españolas les cuesta saltar fronteras?

El mundo es el mercado: ¿Por qué a las empresas españolas les cuesta saltar fronteras?

La globalización ha convertido el planeta en un gigantesco escaparate, una oportunidad sin precedentes para el crecimiento y la expansión. Sin embargo, para muchas empresas españolas, este vasto mercado global parece más un espejismo inalcanzable que una realidad tangible; la pregunta de por qué a nuestro tejido productivo le cuesta tanto dar el salto definitivo más allá de nuestras fronteras resuena con insistencia en despachos, foros económicos y análisis sectoriales, dibujando un panorama de potencial desaprovechado que clama por respuestas y soluciones.

No se trata de una falta de calidad en nuestros productos o servicios, ni necesariamente de una ausencia de ambición individual, sino de una compleja amalgama de factores culturales, estructurales y, a veces, de pura inercia. Enfrentarse al mundo exige una mentalidad diferente, recursos adecuados y una estrategia que a menudo choca con las inercias del día a día, convirtiendo la internacionalización en una asignatura pendiente para una porción significativa del empresariado nacional que podría estar compitiendo de tú a tú en la liga mundial.

EL SÍNDROME DEL ‘YA NOS VA BIEN AQUÍ’: LA INERCIA DEL MERCADO DOMÉSTICO

EL SÍNDROME DEL 'YA NOS VA BIEN AQUÍ': LA INERCIA DEL MERCADO DOMÉSTICO
Fuente Pexels

Uno de los frenos más recurrentes, y quizás el más difícil de cuantificar, es una cierta comodidad instalada en el mercado nacional, especialmente en empresas que han alcanzado un nivel de estabilidad y rentabilidad aceptable dentro de nuestras fronteras. La idea de aventurarse en lo desconocido, con los riesgos e incertidumbres que ello conlleva, a menudo se percibe como un esfuerzo innecesario cuando «en casa» las cosas funcionan razonablemente bien; una visión que, si bien comprensible a corto plazo, puede ser peligrosa en un entorno globalizado donde la competencia no entiende de fronteras y puede aparecer en cualquier momento. Esta autocomplacencia, a veces disfrazada de prudencia, limita la visión a largo plazo y posterga decisiones estratégicas que podrían asegurar la supervivencia y el crecimiento futuro.

Esta preferencia por el mercado conocido se ve reforzada por una aversión al riesgo que, aunque no exclusiva de nuestro país, parece tener un peso específico en la cultura empresarial de muchas empresas españolas. El miedo al fracaso, la complejidad de entender nuevos mercados, las barreras idiomáticas o la inversión inicial requerida actúan como potentes disuasorios. Se prioriza la seguridad de lo familiar frente a la promesa de un crecimiento mayor pero más incierto, olvidando que la verdadera osadía no es arriesgar, sino dejar pasar las oportunidades que ofrece un mundo interconectado y ávido de propuestas de valor diferenciadas.

LA BARRERA DEL TAMAÑO: CUANDO SER PEQUEÑO PESA DEMASIADO FUERA

La estructura de nuestro tejido productivo, dominado en gran medida por pequeñas y medianas empresas (pymes), es otro factor determinante. Si bien la agilidad y la flexibilidad son virtudes inherentes a las pymes, su menor tamaño a menudo se traduce en una escasez de recursos financieros, humanos y técnicos para abordar con garantías un proceso de internacionalización complejo y costoso. La investigación de mercados exteriores, la adaptación de productos, la creación de redes comerciales o la inversión en marketing internacional requieren un músculo del que muchas carecen, convirtiendo el sueño exportador en una montaña demasiado alta de escalar con los medios disponibles.

Esta limitación de recursos no solo afecta la capacidad de inversión directa, sino también la posibilidad de atraer y retener talento con experiencia internacional o de dedicar personal específico a la tarea de abrir nuevos mercados. En muchas pymes, las mismas personas que gestionan el día a día del negocio nacional son las que deben asumir el reto de la expansión exterior, lo que diluye el foco y dificulta la dedicación necesaria para tener éxito en entornos competitivos y desconocidos. Sin ese pulmón, muchas empresas se ven abocadas a intentos tímidos o esporádicos que raramente cuajan.

EL DESCONOCIMIENTO DEL TABLERO GLOBAL: FALTA DE INFORMACIÓN Y ESTRATEGIA

Dar el salto al exterior sin un conocimiento profundo del mercado objetivo es como navegar a ciegas en una tormenta. Muchas empresas españolas subestiman la importancia de una investigación de mercado exhaustiva, confiando en que lo que funciona aquí funcionará igual en cualquier otra parte, un error de partida que suele pagarse caro en forma de inversiones fallidas y oportunidades perdidas. Entender la cultura local, las necesidades de los consumidores, la competencia existente, los canales de distribución adecuados y el marco legal y fiscal de cada país es fundamental antes de dar el primer paso.

Esta falta de preparación se extiende a menudo a la ausencia de una estrategia de internacionalización clara y definida. Se tiende a exportar de forma reactiva, respondiendo a pedidos puntuales o a oportunidades surgidas al azar, en lugar de abordar la expansión como un proyecto estratégico a largo plazo, con objetivos claros, mercados prioritarios identificados y un plan de acción detallado. Sin esta hoja de ruta, las decisiones se toman sobre la marcha, aumentando la improvisación y reduciendo las posibilidades de consolidar una presencia estable y rentable en el exterior. Para algunas empresas, esta falta de planificación es un lastre considerable.

EL LABERINTO BUROCRÁTICO Y LA FINANCIACIÓN ESQUIVA

Aunque se han hecho avances, la complejidad burocrática y las dificultades para acceder a financiación adecuada siguen siendo obstáculos significativos para la internacionalización de las empresas españolas. Los trámites aduaneros, las certificaciones específicas, las diferencias normativas y la carga fiscal pueden convertirse en un auténtico quebradero de cabeza, especialmente para aquellas con menos experiencia o estructura. Este entramado de papeleo consume tiempo y recursos, desviando el foco de lo verdaderamente importante: vender y crecer en el nuevo mercado.

En paralelo, obtener los fondos necesarios para financiar la aventura exterior no siempre es sencillo. Las entidades financieras tradicionales pueden mostrarse cautas ante proyectos de internacionalización, percibiendo un mayor riesgo, y las ayudas públicas, aunque valiosas, no siempre son suficientes o accesibles para todas las empresas. Esta escasez de financiación adaptada a las necesidades específicas de la expansión global, junto con la falta de instrumentos que mitiguen riesgos como el tipo de cambio o el impago, frena el ímpetu de muchas iniciativas con potencial para triunfar fuera de nuestras fronteras.

LA ASIGNATURA PENDIENTE DEL IDIOMA Y LA ADAPTACIÓN CULTURAL

LA BATALLA POR SER EL MEJOR EN EL MAPA GLOBAL - EMPRESAS - STARTUPS
Fuente Pexels

A pesar de que el español es una lengua global, el dominio de otros idiomas, especialmente el inglés como lengua franca de los negocios, sigue siendo una debilidad en una parte del tejido empresarial. Esta barrera idiomática dificulta la comunicación, la negociación y la construcción de relaciones de confianza con socios y clientes internacionales, limitando el acceso a información y oportunidades en mercados no hispanohablantes. La inversión en formación lingüística y en la contratación de personal multilingüe es una necesidad imperante para las empresas con vocación global.

Pero la adaptación va más allá del idioma; implica una profunda comprensión y respeto por las diferencias culturales. Lo que en España puede ser una práctica comercial habitual, en otro país puede resultar inapropiado o incluso ofensivo. Subestimar la importancia de adaptar el producto, el mensaje de marketing y el estilo de negociación a la idiosincrasia local es un error común que puede llevar al fracaso a muchas empresas. Esta sensibilidad cultural, esa capacidad de «pensar en local» actuando en global, es una habilidad crítica que necesita ser cultivada y desarrollada activamente para que las empresas españolas puedan realmente hacer del mundo su mercado.

Fundación Marqués de Oliva
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.